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El entorno acústico le importa a tu perro

por Carolina Andrade

Tocar el piano es una de mis aficiones. Con el paso del tiempo comencé a notar que cada vez que tocaba mi perra se acostaba y prácticamente la totalidad de las veces incluso llegaba a dormirse. Observé que el patrón era mi preferencia por tocar melodías con tempos lentos. Si bien por ello ambas estamos condicionadas emocionalmente a la relajación durante mi estadía por el piano, noté también que esta no era la única explicación. ¿Qué es entonces lo que en realidad sucede?


Me siento al piano y ella detiene lo que fuera que esté haciendo, pero es depende la melodía que toque si se relaja del todo o no. Fue entonces que despertó mi curiosidad por comprender mejor cómo ella estaba sintiendo la música y si vivíamos esa experiencia de manera similar. Así que me puse a investigar.


El sonido es uno de los componentes más importantes del entorno de los animales. La contaminación acústica, lo cual es un problema creciente, afecta significativamente la calidad de vida tanto de los humanos (se lo ha ligado a una disminución del sistema inmunológico), como de los demás animales con los que compartimos este planeta.


Diversos animales al haber sido domesticados y llevados a vivir en ambientes que distan mucho del natural, han sido expuestos a sonidos que provocan activaciones que interrumpen su estado normal de relajación. Y en los casos en que cierto tipo de sonidos provocan miedo las consecuencias pueden llegar a ser de importancia.


Es aquí en donde entra en rol protagónico la psicoacústica cuya función es estudiar la percepción del sonido en los humanos y sus respuestas psicológicas, y la bioacústica que básicamente estudia el sonido en los demás animales y los efectos en sus ambientes.


Se han realizado varios estudios, como ser el de la psicóloga Deborah Wells en la Universidad de Queens en Belfast, en el cual se expuso a los perros de un refugio a diferentes tipos de música (metal, pop, clásica y también conversaciones humanas) arrojando como resultado que el metal pesado provocaba tensión, hostilidad y tristeza, el pop no producía resultados diferentes que al escuchar conversaciones humanas o el silencio, y que la música clásica es la fuente de sonido relajante de preferencia en los refugios. Esto es un dato interesante en dos direcciones: por un lado confirma que si los refugios colocaran música clásica como sonido ambiente se contribuiría a reducir los niveles de ansiedad de los animales allí alojados provocando una mejora en su calidad de vida, y por otro lado al estar comprobado que dicho efecto también se da en humanos podría ser interesante descubrir si esto podría influir durante su visita al refugio tanto en que su estadía se prolongue como en un aumento en la disposición a adoptar. Sin duda algo de sumo interés para pensar.


Lo que continuaba sin conocerse era si los mismos principios psicoacústicos utilizados en humanos (arrastre, resonancia e identificación de patrones) podían ser aplicados a los demás animales.


Se realizó entonces un estudio denominado “BioAcoustic Research & Development” (Leeds, Spector y Wagner) cuyo objetivo fue investigar el efecto de múltiples piezas de música clásica psicoacústicamente arregladas en el comportamiento de perros. El primer interesante resultado al que se llegó es a que toda la música clásica no tiene el mismo efecto en el comportamiento.


Las variaciones de la instrumentación y el tempo pueden producir grandes diferencias en los resultados. Ritmos más lentos y sonidos más simples tienen un mayor efecto calmante.


A su vez se buscó determinar si dicho tipo de música podía tener efecto en problemas de ansiedad específicos como ser miedo a las tormentas, ansiedad por separación y fuegos artificiales, entre otros. Para esto además de la música arreglada con tempo lento y solo de instrumento, se introdujo un CD de música clásica tradicional (tomada de una estación de radio de música clásica de San Francisco) como herramienta de comparación ya que son muchas las personas que dejan la radio encendida cuando salen de casa o la colocan cuando se avecina una tormenta. El resultado arrojó que un 70% de los comportamientos de ansiedad se redujeron con la música arreglada contra un 36% con la música tradicional clásica. A su vez, ambos tipos de música tuvieron efecto suficiente para que los perros se acostaran pero solamente las piezas con arreglos psicoacústicos tuvieron un resultado eficaz en la reducción del nivel de ansiedad.


Por su parte el investigador Alfred Tomatis descubrió que los sonidos de tono alto estimulan y los sonidos más bajos (graves) desestimulan el sistema nervioso. Descubrió que si el oído está abrumado con demasiados sonidos bajos se produce la fatiga y el cerebro no recibe el beneficio completo de la energía sónica. Los sonidos altos, por su parte, crean una estimulación óptima.


Sí, el entorno acústico le importa a nuestro perro ya que sufre de sobre-estimulación al igual que nosotros.


El ritmo cardíaco, la respiración y las ondas cerebrales se aceleran o enlentecen al igual que en las personas. Así mismo la complejidad del sonido afecta a los perros como a las personas: a mayor complejidad mayor la energía requerida para descifrarlo. A menor complejidad mayor el efecto de relajación.


El arrastre - el proceso por el cual nuestros impulsos internos coincidirán con un ritmo periódico - es fácil de observar en personas que están moviendo los dedos de las manos o sus cabezas a un ritmo. Si bien nunca se ha observado a un perro moviendo su cola a un ritmo los resultados muestran que, incluso sin demostración física de la consonancia rítmica, los órganos internos se aceleran o frenan para coincidir con los estímulos externos rítmicos.


Desde la perspectiva de la psicoacústica resulta fascinante el hecho de que los perros reaccionen de manera tan similar a la música creada para determinados efectos en los humanos.


Las investigaciones confirman entonces que los perros tienen preferencias musicales, influyendo en su estado de ánimo y reaccionando de manera diferente a los diversos estilos, pudiendo ser exigentes al igual que los humanos en cuanto a sus gustos.


Debo terminar diciendo que descubrir esto me ha maravillado... y ahora si me disculpan mi perra y yo vamos a disfrutar de una bella melodía, juntas :) .

Mi perra atenta a la partitura.

En la foto: Marea, mi perra, atenta a la partitura.

Fuentes:

Wagner, S., et al. BioAcoustic Research & Development Canine Research Summary (2004).

Wells, D. L., et al. “The Influence of Auditory Stimualtion on the Behaviour of Dogs Housed in a Rescue Shelter.” Animal Welfare 11 (2002).

http://throughadogsear.com/how-do-you-know-if-your-dog-is-sound-sensitive/

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